El sector de la fresa de Huelva está de enhorabuena y es que además del sabor y de los beneficios propios que tiene nuestra fruta más internacional, ahora un estudio publicado en la revista Food Chemistry establece que esta también beneficiosa para nuestros glóbulos rojos.
El estudio ha sido elaborado por la Universidad Politécnica de la Marche en Italia y de la Universidad de Granada y ha demostrado que las fresas, cuyo principal productor en Europa es Huelva, fortalecen los glóbulos rojos frente al estrés oxidativo, un desequilibrio relacionado con diversas enfermedades.
Hasta ahora los científicos han tratado de confirmar la capacidad antioxidante de las fresas mediante experimentos in vitro en el laboratorio, sin embargo, este grupo de investigadores han logrado demostrarlo ‘en vivo’.
Para ello, según publican en la revista Food Chemistry, los científicos han suministrado a doce voluntarios sanos 500 gramos diarios de fresas de la variedad “Sveva” a lo largo de cada jornada. Durante dieciséis días se han tomado muestras de sangre con una periodicidad de cuatro días de diferencia y un mes más tarde.
Los resultados revelan que el consumo regular de esta fruta puede mejorar la capacidad antioxidante del plasma sanguíneo y la resistencia de los glóbulos rojos a su fragmentación oxidativa.
El equipo analiza ahora las variaciones cuando se ingiere menos cantidad de fresas ya que el consumo habitual suele ser una copa al día con 150 o 200 gramos.
Las fresas presentan gran cantidad de compuestos fenólicos, como los flavonoides, que disminuyen el estrés oxidativo, un desequilibrio que se produce en algunas situaciones patológicas, como la enfermedad cadiovascular, cáncer o diabetes, y fisiológicas como por nacimiento, envejecimiento, ejercicio físico, entre la agresión que producen ‘especies reactivas del oxigeno’ y las defensas antioxidantes del organismo.
Cuando la oxidación supera a la defensa antioxidante se produce el estrés oxidativo, que, además de estar en el origen de ciertas enfermedades, también está implicado en fenómenos como la velocidad a la que podemos envejecer, por ejemplo