El Campo de Golf Dunas de Doñana de Matalascañas, de titularidad municipal desde la anterior legislatura, se convierte en estas fechas en reclamo para atraer a sus instalaciones a deportistas y turistas internacionales fuera de la temporada estival o temporada alta, y contribuir así a romper la estacionalidad que caracteriza en general a las playas onubenses.
Nada más comenzar el otoño, concretamente a partir del próximo 29 de septiembre, llegarán a Matalascañas un nutrido grupo de islandeses, 160 en total, para jugar al Golf en el Dunas de Doñana. El grupo, que permanecerá hasta el 31 de octubre en la urbanización costera almonteña, viene de la mano del touroperador islandés Vita Golf. Se trata de un grupo ya consolidado, considerado todo un clásico entre los clientes de Golf Dunas de Doñana.
Durante estas cuatro semanas, los ciento sesenta jugadores islandeses disfrutarán de unas instalaciones que gozan de una excelente consideración por su calidad y vecindad con el espacio protegido de Doñana. Según responsables técnicos del campo, ‘tras el pinchado que se ha realizado durante el mes de septiembre se encontraran el estado del campo en perfectas condiciones’ El alojamiento de este grupo le corresponderá a un conocido hotel de cuatro estrellas del municipio.
Desde la dirección se resalta la importancia de Vita Golf como uno de los touroperadores internacionales más prestigiosos de golf, y que ha apostado claramente por Matalascañas como destino turístico y de golf. Vita Golf trae a jugadores islandeses a Matalascañas en dos temporadas, otoño y primavera.
Según el portavoz del Equipo de Gobierno, el popular José Joaquín de la Torre ‘nuestra intención es implicar de lleno en la gestión externa del Campo de Golf a las empresas de hostelería de Matalascañas, mediante acuerdo económico que convenga a todas las partes para así rentabilizar adecuadamente el recurso del Golf en Matalascañas, y que éste sea un instrumento para que los hoteles se nutran de clientes en temporada baja. La venta del campo es inviable actualmente, debido al disparato precio que el anterior alcalde, el socialista Francisco Bella, pagó por la compra del complejo deportivo, más de siete millones de euros, sin que hasta ahora sepamos a ciencia cierta, los grupos políticos que nos opusimos a la compra, qué intereses reales, si públicos o privados, había detrás de la operación’.