- Condavisión - https://www.condavision.es -

Sánchez Rufo defiende una red pública de solidaridad social para garantizar la cobertura alimentaria, de luz y agua a las víctimas de la crisis

El cabeza de lista de Izquierda Unida por Huelva al Parlamento Andaluz, Rafael Sánchez Rufo; y los integrantes de la candidatura Carmelo Cumbreras y María Villaverde visitaron hoy el comedor social de la Asociación Faro de Camarinas en Mazagón para dar visibilidad a la situación de mucha gente que ha sido empujada a la pobreza por los recortes, las reformas laborales de PP y PSOE y la precarización del mercado de trabajo que el Gobierno de Rajoy está permitiendo y consolidando. Desde un lugar donde se respira solidaridad y trabajo voluntario, Sánchez Rufo defendió la necesidad de elaborar una ley autonómica que garantice el suministro vital de agua y luz y que proteja a las personas en dificultades económicas o en desempleo. Faro de Camarinas es una Asociación independiente y sin ánimo de lucro que regenta un comedor social desde hace varios meses. Recibe a diario 130 usuarios y tiene ya 40 personas en lista de espera. Sánchez Rufo denunció que los recortes están afectando incluso a este tipo de instituciones solidarias, que son fundamentales para sostener a muchas familias y evitar que lleguen a pasar hambre, por lo que se comprometió a impulsar desde Izquierda Unida políticas sociales para que asociaciones como esta puedan seguir funcionando en la provincia de Huelva y en toda Andalucía. Sánchez Rufo denunció que detrás de los despidos de trabajadores y trabajadoras está “la pobreza y la exclusión social”, eso es lo que, en la mayoría de los casos llega cuando se opta por dar rienda suelta a los empresarios sin escrúpulos, a los especuladores y se opta por rescatar a los bancos en vez de rescatar a las personas, “como han hecho Rajoy y Susana Díaz, tan aficionados ambos a pactar con los Botín y compañía en vez de estar al lado de las familias víctimas de la crisis”. El candidato de Izquierda Unida recordó que en Huelva hacen falta políticas sociales públicas que hagan frente a un paisaje muy complicado socialmente, conformado ya por 87.000 personas desempleadas, 25.000 de ellas sin prestación alguna, un 40% de paro femenino que llega al 50% en la capital y decenas de miles de personas que necesitan de la red asistencial de instituciones como Cáritas, Resurgir, el Banco de Alimentos o la Red de Solidaridad Popular. A todo esto se une una nueva clase social provocada por la crisis, personas a las que no les llega el sueldo ni para pagar los ministros vitales.