Tras un año de espera, los cruceros de Rociana disfrutaron al fin de los días grandes de esta festividad tan relevante en el municipio. Unos festejos que comenzaron el sábado por la noche cuando se procedió al traslado de los santos maderos desde sus respectivas capillas hacia la Iglesia Parroquial de San Bartolomé Apóstol.
Al filo de la medianoche la Cruz de Arriba, la Cruz de la Calle La Fuente, la Cruz de la Calle Las Huertas, la Cruz de la Calle Orozco y la Cruz de la Calle Candao llegaban finalmente al templo parroquial donde pasarían esa noche.
Ya el domingo, tras presidir la misa, las cinco cruces hicieron su salida procesional que les llevaría a recorrer las principales calles del municipio.
Muchos fueron los vecinos que, ataviados con sus trajes de flamenca, acompañaron en este cortejo al son del tamboril y de las distintas bandas de música que allí se congregaron. Otros sin embargo, disfrutaron del ambiente que se vivió en las calles y en las distintas localizaciones por donde pasó el cortejo.
Pasadas las tres de la tarde, las Cruces regresaban a la plaza de España. Dos de ellas, la Cruz de la Calle Las Huertas y la Cruz de la Calle Orozco realizaron las tradicionales ‘cabezás’, las reverencias de despedida, antes de regresar a sus calles. Las otras tres, ingresaban en la Iglesia Parroquial desde donde volverían a salir en torno a las nueve de la noche, tras la celebración de la misa de tarde.
En esta ocasión las Cruces se dirigieron hasta la ermita de la Virgen del Socorro para visitar a la patrona de la localidad, para luego volver a la plaza de España donde se dieron las ‘cabezás’, momento singular y típico de esta fiesta crucera en el que, como en otros, también sale a relucir la sana rivalidad de la Cruz de Arriba y la Cruz de la Calle La Fuente. Tras finalizar las reverencias cruceras, éstas y la Cruz de la Calle Candao procedieron a regresar a sus ermitas donde permanecerán hasta el próximo año.
Tras este fin de semana, la localidad aún vivirá el ambiente crucero durante algunas semanas más con la celebración de las distintas actividades y cultos que tanto la Cruz de Arriba, primero, como la Cruz de la Calle La Fuente después, han preparado para sus devotos.