Mayo acoge el atípico lunes de Pentecostés con la Virgen del Rocío en la Parroquia de la Asunción de Almonte

La pandemia de la COVID-19 nos ha obligado por segundo año consecutivo a seguir viendo a la Blanca Paloma en su altar.
En la parroquia de la Asunción de Almonte, lugar de estancia desde su venida en el año 2019.

De reina, este lunes atípico, ha sido la protagonista del encuentro de romeros, files y devotos, que no han querido perder la oportunidad de volver a verla de nuevo, de imaginarla por las arenas de la aldea almonteña del Rocío. De contemplarla, como si a hombros de sus almonteños estuviese entrando en su Ermita, tras una larga madrugada.

Dos año sin presentaciones de hermandades, dos años sin volantes, botos y carretas, dos años que este salto a la reja, queda enmudecido y el silencio se vuelve perenne.
Hoy es lunes de Pentescotés, y aunque diferente, los actos y cultos previsto para estos días nos ha hecho revivir un Rocío íntimo y personal, con el foco puesto en el próximo año y la esperanza de volver a revivir todos y cada uno de los momentos que deja esta romería.

Por el momento, la Novena, el Rosario y la Misa de Pentecostés ha contado un estricto protocolo de seguridad para velar por el cumplimiento todas y cada una de las medidas que marcan la autoridades sanitarias frente al virus, junto a la activación del Plan de Emergencia Municipal que ha garantizado un control en cuanto al número de visitantes que han pasado por el municipio de Almonte este fin de semana y que ha seguido activo durante toda la jornada de hoy.