Día grande para los arribeños. El pueblo de Villarrasa y, sobre todo, los devotos de la Santa Cruz de Arriba, se echaron a la calle ayer domingo para acompañar al Santo Madero en su traslado desde la Iglesia Parroquial San Vicente Mártir hasta su capilla.
Son muchos los vecinos que profesan una verdadera devoción hacia esta Cruz, algunos llegados desde diferentes rincones de España. Es el caso de Jesús, un riojano que nos contaba ese momento especial el que dice, sintió la llamada de la Cruz de Arriba.Un año, el presente, que recordará además por ser el primero en el que salía como costalero.
Uno de los momentos que más expectación levanta en esta procesión es el encuentro entre la Cruz de Arriba, con la que llaman su hermana, la otra Cruz de Villarrasa, la conocida como Cruz del Campo.
Tras este acto solemne los arribeños se prepararon un año más para participar en el tradicional romerito que comenzó a las cinco de la tarde.