Una saca de las yeguas espectacular. Así es como puede definirse el evento único y cinco veces centenario que se celebró ayer en Almonte. En torno a las diez y media de la mañana, cuatro tropas llegaban a la aldea del Rocío. La bendición y el rezo de la salve centraron la mañana, en una perfecta comunión entre Doñana, El Rocío y la tradición única que es la Saca. Todo, gracias al trabajo que durante todo el año desempeña la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño.
Más íntimo es el rato de sesteo, que se celebra en el Pastorcito, y donde los ganaderos comparten unas horas de convivencia y hermandad en torno a lo que les une, la conservación de la raza marismeña. A las seis y media de la tarde, las nueve tropas pusieron rumbo al recinto ganadero, entrando por el camino de los llanos y atravesando el núcleo urbano de Almonte por el Chaparral.
Tras el parón del año pasado, Almonte tenía ganas de volver a ver al ganado en su pueblo. Y se notó. La afluencia de público era más que notable. El ambiente, de fiesta.
Nueve tropas y más de 1000 cabezas de ganado devolvieron a Almonte la ilusión. 514 años abrazando a sus yeguas les han convertido en Socios de Honor de la Asociación Nacional. Ahora les queda disfrutar del certamen ganadero, que se celebra desde hoy hasta el próximo viernes.