La Romería de El Rocío se ha convertido en un destino turístico. Una celebración religiosa que ha sabido expandirse en los últimos cincuenta años atrayendo peregrinos de puntos cada vez más lejanos.
Un proceso de crecimiento y prolongación religiosa y festiva que cada año concentra un perfil de peregrinos nacionales y también internacionales.
La peregrinación al Rocío puede ser considerada como una forma más de hacer turismo con implicaciones religiosas. En este sentido, la intensa relación entre el Rocío y Doñana lleva a valorar la significación que las diferentes tendencias turísticas.
Llegados desde diferentes regiones y países, la aldea almonteña ofrece un marcada hoja de ruta natural en pleno corazón de Doñana. Un oferta sobre turismo verde que se hace posible a través de políticas de conservación de la naturaleza y la puesta en valor de la raza de ganado marismeño, autóctona y propia de esta zona.