Se trata de uno de los lugares más valorados por los viajeros y los amantes de la playa. Tras un kilómetro y trescientos metros de pasarela natural, recién inaugurada, se encuentra una de las joyas de Matalascañas, la playa de Cuesta Maneli.
Un rinconcito situado en pleno corazón de un sistema de dunas fósiles que se extiende sobre doce hectáreas de playas y una zona de acantilados conocida como el Médano del Asperillo. A la derecha, la torre del Loro y a la izquierda la zona del Faro. Un encantador lugar que fusiona tierra y mar.
Un lugar tranquilo, que huye de la masificación propia de esta época del año y a la que se puede acudir con nuestros amigos peludos, pues el acceso a perros está totalmente permitido.
Un paseo que entremezcla la supervivencia y el desastre. aun con vestigios del incendio forestal de Doñana en 2017, el camino está adornado con el olor a romero, y sal. Plantas como la camarina llenan de verde la zona junto con el pino piñonero, un jardín autóctono donde disfrutar de una de las ventanas más atractivas cuyo destino es el Atlántico.