La propuesta de la Comisión Europea para la nueva Política Agraria Común parte de cero. Ya no servirán ni los derechos históricos ni la producción. La referencia ahora para recibir la ayuda será la hectárea con independencia del cultivo y la tendencia es la de diluir las referencias en el pago por hectárea entre países.
España está en la media, 273 euros por hectárea, pero Andalucía se acerca a los países punteros de Europa con 414. Sin embargo, la propuesta Legislativa presentada por la Comisaría de Agricultura, tendente a la igualación, amenaza el nivel de percepción de ayudas directas de la región.
La UE elimina el criterio actual, un nivel de ayuda fijo que el agricultor percibe en función de un histórico de producción, y lo sustituye por otro que atiende sobre todo al territorio, a la fijación de la población en el medio rural. Pero no tiene en cuenta ni la diversidad ni el potencial productivo de los cultivos, algo en lo que Andalucía es puntera en España.
El regadío, por ejemplo, genera riqueza y empleo, pero también tiene costes muy altos, y eso la Unión Europea no lo contempla, al menos de forma prioritaria. Sí da la posibilidad a los estados de redistribuir la ficha según este criterio, pero eso requerirá de un pacto entre las autonomías. Si este no se produce, Andalucía puede salir perdiendo.
Bruselas propone una PAC más verde, e impone que el 30% de los pagos corresponda a buenas prácticas medioambientales.