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La lluvia desluce los días centrales de la Semana Santa de Moguer

Este año más que nunca los cofrades moguereños han pasado su semana grande mirando al cielo, y no sólo para rendir tributo al Señor que murió en la cruz, sino para comprobar si la lluvia les permitiría realizar su estación de penitencia.

En el recuerdo de este 2011 quedan las imágenes de aquellos que no han podido sentir el dulce peso de la trabajadera sobre sus hombros o el de esos hermanos y capataces que han llorado al contemplar en silencio el recogimiento de sus Cristos y Vírgenes que no han podido recibir en la calle el cariño de sus fieles.

Pero también quedará el recuerdo emocionado de aquellos otros que han podido entonar una marcha y llenar de embrujo un rincón de la ciudad o el de esos rostros anónimos que con su caminar pausado han conseguido engrandecer una de las Semana Santas más completas y espectaculares de la provincia. Así sucedió con la Hermandad de la Borriquita que surcó las calles de la ciudad el Domingo de Ramos, o con la procesión del Cautivo en la noche del Lunes Santo, que completó su desfile acompañado por primera vez por la Virgen del Rosario. También pudo finalizar su recorrido, aunque con mayor celeridad de lo deseado debido a la lluvia, el Cristo de la Sangre, que procesionó la noche del Martes Santo. El Miércoles recibieron el cariño emocionado de moguereños y visitantes el Señor de la Victoria y la Virgen de la Paz, en una de las procesiones de mayor empaque y solemnidad de las que desfilan por las calles de la localidad juanramoniana.

Pero sin duda la mayor decepción se la llevaron las cofradías que desfilan el Jueves y el Viernes Santo, la Oración del Huerto, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la de Vera Cruz, que no pudieron realizar su estación de penitencia por motivos climatológicos.
Destacar que la procesión de la Madrugá en más de tres siglos de historia sólo había suspendido su salida en el año 1937 por la situación política del país. Sí es cierto que en otras ocasiones, como en 1980 o en 2004, su recorrido se vio afectado por la lluvia, pero nunca hasta el punto de impedir que El Nazareno y la Virgen de los Dolores cruzaran las puertas de su capilla para reencontrarse con un pueblo que se vuelca con esta procesión.
La otra gran devoción que no pudo recibir el cariño de los vecinos fue el Cristo de la Vera Cruz, que como sucediera también hace cuatro años no pudo salir a la calle por la lluvia junto a la Virgen de la Soledad para llenar de emoción la tarde noche del Viernes Santo moguereño.

También estuvo pendiente del cielo, aunque con mejor fortuna, la cofradía del Santo Entierro, la única que procesiona el sábado en la provincia y que saca a la calle tres pasos, el Cristo de la Misericordia, el Santísimo Cristo de la Paz Eterna y Nuestra Señora de la Encarnación en Soledad, que estrenaron este año diadema y puñal repujados para Ntra. Sra. de la Amargura, aureola para San Juan Evangelista y juego de seis jarras para el paso de Ntra. Sra. de la Encarnación, realizados por Orfebrería Antonio de los Santos (Sevilla), además de sudario de encajes y paño de pureza para el Santísimo Cristo de la Paz Eterna realizados por la hermana Pilar Gómez.

Las imágenes estuvieron acompañadas por la Banda de Cornetas y Tambores del Liceo Municipal de Música de Moguer, de una Escolta Romana y de la Banda Sinfónica, también del Liceo moguereño, que sin duda engrandecen una festividad de gran calado en la localidad.
Pero la ilusión de un cofrade no termina aquí, el sueño comienza a fraguarse de nuevo con más trabajo y tesón si cabe. Moguer volverá el año próximo a abrir sus puertas a la Semana Santa y a todos aquellos que disfrutan de ella formando parte activa del cortejo o admirando su hermosura y plasticidad desde cualquier rincón de la ciudad de la luz.