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La Guardia Civil refuerza la inspección del marisqueo ilegal

El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ha intensificado en las últimas semanas sus tareas de vigilancia y control del marisqueo ilegal y de otras actividades ilícitas en el Parque Nacional de Doñana, donde han aumentado. El incremento del paro en municipios de las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, donde se ubican las casi 160.000 hectáreas del Espacio Natural de Doñana -que suma los parques nacional y natural-,ha podido propiciar este aumento de actividades económicas ilegales, según señaló ayer el jefe del Seprona de Huelva, el teniente José Antonio Alfaro.

Esta semana, agentes del Seprona y del Deprona -la unidad específica para Doñana de este servicio de la Guardia Civil- han realizado un operativo en la zona de la Punta del Malandar, en el extremo sureste del Parque Nacional de Doñana y la desembocadura del Guadalquivir, en la que han detenido a cinco mariscadores ilegales que faenaban aprovechando la bajamar.

A los detenidos se les han incautado sus artes de marisqueo y se les han incoado las correspondientes denuncias como presuntos autores de una infracción administrativa por trabajar sin licencia, con el agravante de entrada ilegal en parque nacional. Se les llega a acusar de delito contra la salud pública cuando faenen en caladeros cerrados por la aparición de toxinas, una peligrosa actividad sobre la que el Seprona ha conseguido ya varias sentencias condenatorias.

El operativo realizado esta semana, en el que ha colaborado una embarcación de la Junta de Andalucía, responde a las crecientes denuncias ante la Guardia Civil de la asociación de mariscadores de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) contra el incremento del marisqueo ilegal que no sólo les supone una competencia desleal sino que, además, hunde los precios del marisco y esquilma estos caladeros.

El teniente Alfaro advierte de que, junto a estos perjuicios económicos, el marisqueo ilegal conlleva también un grave riesgo sanitario pues se sigue realizando cuando se decretan vedas en los caladeros contaminados con toxinas, altamente peligrosas para la salud.

El jefe del Seprona en Huelva reiteró el llamamiento de las autoridades a que no se consuman bivalvos de tamaño inferior al permitido, por ser inmaduros, y destacó el caso de las coquinas, que muchos veraneantes esquilman al cogerlas en las playas onubenses cuando son inmaduras. Enfatizó que el consumidor debe recordar que toda coquina que no mida 2,5 centímetros -el tamaño de una moneda de dos euros- es inmadura.