El PAN Moguer sigue tirando de épica. Después de un partido de infarto (28-27), los amarillos consiguieron dejar en casa dos puntos importantísimos en su lucha por la salvación. Y es que en frente tenían a un rival directo como es La Salle, del que ahora sólo les separa una victoria.
Fue un encuentro igualado de principio a fin, donde la buena defensa moguereña marcó la diferencia. Fran Garrido estuvo soberbio bajo palos. Circunstancia que se sumó al acierto de la zaga en general. Combinación que tuvo sus frutos en un marcador que por fin consiguió no alcanzar los 30 goles.
En ataque, luces y sombras. La velocidad y la fluidez no fueron la de otros encuentros, aunque supieron aprovechar las oportunidades en los momentos determinantes. Como siempre, Gonzalo, Dani Podadera y Sergio Cruzado tiraron del carro una vez más.
El Zenobia volvió a ser un fortín y el frente amarillo el efecto perfecto para generar los ánimos necesarios en los momentos más complicados. Ahora viene uno de esos momentos y se llama Villafranca. Otro rival directo en la lucha por evitar el descenso. La moral de los de Maxi Gutiérrez, por las nubes y la oportunidad del sábado, inigualable. Buen momento de abandonar el farolillo rojo y convertir el sueño de la permanencia en realidad, por muy difícil que pareciera hace unos meses.