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Huelva registra un total de 439 denuncias por exceso de velocidad

La campaña especial de control de velocidad llevada a cabo la semana pasada por la Dirección General de Tráfico (DGT) se ha saldado en la provincia de Huelva con el control, por parte de la Agrupación de la Guardia Civil de Tráfico, de 5.024 vehículos y un total de 439 denuncias formuladas –el 8,7%–.

De los 439 vehículos denunciados, 202 circulaban por carreteras convencionales (aquellas que disponen de un solo carril para cada sentido) y 237 por autopistas o autovías de la provincia onubense.

Entre los datos más significativos que se desprenden de esta campaña de velocidad es que, mientras sólo el 6,6% de los vehículos controlados en autopistas o autovías sobrepasaron los límites de velocidad (237 de 3.584 vehículos controlados), en las carreteras convencionales este porcentaje se dispara al 14% (202 de 1.440), más del doble.

La campaña, que se ha desarrollado entre los días 21 y 27 de agosto, ha tenido especial incidencia en las carreteras secundarias de Huelva, especialmente en aquellos tramos en los que existen mayor siniestralidad o cuyo trazado les haga susceptibles de que se produzcan accidentes por velocidad excesiva.

En la campaña de control de velocidad desarrollada la semana pasada no se ha detectado ningún delito en aplicación del artículo 379 del Código Penal. Este artículo estipula que una velocidad superior en 60 km/h en vía urbana o en 80 km/h en vía interurbana a la permitida, es un delito que tiene aparejada pena de prisión de tres a seis meses, o bien multa o la realización de trabajos en beneficio de la comunidad, y, en cualquier caso, a la de privación del derecho a conducir vehículos a motor o ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años.

Cabe recordar que en el 20% de los 15 accidentes mortales registrados en 2016 la velocidad intervino como factor desencadenante de los mismos, siendo la causa directa, un dato que evidencia que la consideración de la velocidad como factor de riesgo todavía no ha adquirido el mismo nivel de aceptación entre los conductores que la incompatibilidad entre el consumo de alcohol y la conducción, por ejemplo.