En la mañana de ayer, las respectivas finales de cada categoría pusieron el broche de oro a un Campeonato de España de baloncesto cadete e infantil que ha dejado imágenes para el recuerdo; muchas de ellas imposibles de capturar con las cientos de cámaras fotográficas que han sido lucidas por los diferentes pabellones en los que se ha desarrollado la competición.
Desde el primer día hasta el último, en cada sede se han presenciado momentos que los presentes en ellas a buen seguro guardarán en su memoria. Padres, madres, aficionados, cuerpos técnicos, árbitros… Pero, sobre todo, jugadores. Ellos y ellas han sido los auténticos protagonistas de una fiesta en la que se han regalado muchas pinceladas de adicción al baloncesto.
Más de uno y más de una acudió a los pabellones en los primeros días del Campeonato absorbido por la curiosidad, pero ‘el mono’ de baloncesto fue creándose poco a poco y todos ellos acabaron en la mañana de ayer en el Palacio de los Deportes ‘Carolina Marín’ y en el Andrés Estrada con unas ganas tremendas de que el torneo se alargara unos días más para así seguir aprendiendo de la inocencia de unos chicos y unas chicas que todavía no son conscientes de lo buenos que son como jugadores de baloncesto y como personas.
El Cataluña-Comunidad de Madrid de la categoría cadete masculina o el canto a la alegría de la selección catalana femenina cadete uniendo sus voces para gritar el ‘Todo se puede lograr’ de Laura Esquivel son tan solo dos ejemplos de esos instantes que los privilegiados que han acudido a la llamada del futuro del baloncesto guardarán como un auténtico objeto de valor en su memoria.
Ellos, los asistentes al evento, han ganado. Los jugadores y jugadoras, los cuerpos técnicos, los árbitros, la organización y los familiares también han ganado. El baloncesto ha ganado. Y Huelva, cómo no, ha vuelto a ganar. Una experiencia así enriquece a todo el que participa en ella.