Desde las nueve de la mañana, la Caseta Cultural de la Feria de Bollullos recibía a los agricultores participantes en el tradicional concurso de frutos. Tras coger turno, toca presentar la pieza, pesarla, clasificarla y ordenarlas en variedades.
El jurado es el encargado de nombrar los premios por categorías según el peso, el aspecto, variedades e incluso especiales, que darán a conocer mañana. Aunque los participantes tendrán que esperar al sábado para recibir sus trofeos.
Sin duda, la uva es el fruto estrella en este concurso, propio de la tierra bollullera, pero cada vez llegan más y diferentes frutos; desde calabazas gigantes, a otras pequeñas y singulares. Limones que no son redondos, ramos de boniatos impresionantes, y hasta ramas de plátanos.
Una cita singular que reúne la parte más divertida de la agricultura, que muestra las maravillas del buen cuidado, y que en este municipio es una tradición arraigada.
Además, de los trofeos, la tradición dicta que el criador del mejor racimo zalema será el manijero de las fiestas del próximo año. Así que la pregunta vuela en el aire desde la llegada del primero.
Un concurso original de esta tierra condalera y que arraiga sus fiestas patronales al cultivo de la uva incluso cientos de años después de su inicio.