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Diputación aboga por impulsar un pacto político social e institucional contra la violencia machista

El presidente de la Diputación de Huelva, Ignacio Caraballo; la vicepresidenta y responsable de Igualdad, María Eugenia Limón; el delegado de la Junta de Andalucía en Huelva, Francisco Romero, y el magistrado juez del Juzgado número 1 de Violencia sobre la Mujer de Huelva, Ricardo Ruiz, ha leído este miércoles 25 de noviembre, con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, un manifiesto reivindicativo, que las ocho diputaciones andaluzas han consensuado. En el mismo, destacan una serie de acciones como el impulso de un pacto político social e institucional contra la violencia machista.

A su vez, abogan por establecer los mecanismos necesarios para lograr una plena coordinación interinstitucional de calidad en las actuaciones contra la violencia machista con el objetivo de aunar esfuerzos en los protocolos, procedimientos, programas, bases de recogidas de datos, protocolos de valoración del riesgo de las mujeres y menores en situación de maltrato.

Seguir trabajando desde la prevención, principalmente a edades tempranas, utilizando la herramienta de la educación, a través de centros escolares e institutos, para detectar indicadores de violencia, niños o niñas víctimas, familias que pudieran ser destruidas, y sobre todo para educar a las generaciones futuras sobre un modelo igualitario de mujeres y de hombres, es otra de las premisas, así como continuar con la coordinación interinstitucional, no solo con administraciones como la estatal, la autonómica o ayuntamientos de nuestras provincias, sino también con el tejido asociativo, organizaciones no gubernamentales, grupos de ciudadanos y ciudadanas implicados en la lucha feminista.

Del mismo modo, han incidido en fomentar la participación de los hombres en las actuaciones que se diseñen, con la finalidad de hacer partícipe en esta lucha igualitaria a la otra mitad de la población, y respaldar las medidas, proyectos y actividades que persigan la igualdad real y efectiva entre los seres humanos.

De igual forma, han insistido en crear cauces de participación, facilitando el acceso de todos los grupos de población en el desarrollo de actuaciones; trasladar a las provincias, a través de los ayuntamientos, esta línea de trabajo, apostando por aquellos municipios que establezcan medidas igualitarias y transversales.

Desarrollar, dentro de las propias diputaciones provinciales, una red de actuación, que pretenda la prevención de conductas machistas y la sensibilización social, todo ello desde la transversalidad con los distintos departamentos y áreas, es otra de las cuestiones planteadas y apostar por la prevención comunitaria, principalmente con el colectivo de jóvenes y reforzar otros modelos de personas, de mujeres y de hombres, en definitiva los modelos que deseamos para esta sociedad del siglo XXI.

“UNO DE LOS MAYORES ATENTADOS”

Ignacio Caraballo ha comenzado la lectura de este manifiesto incidiendo en que la violencia machista constituye uno de los mayores atentados contra los derechos humanos y la dignidad de las personas, causa daño y sufrimiento a millones de mujeres en el mundo e impide alcanzar los objetivos de igualdad.

Según un informe de la ONU del año 2012, una de las causas principales de muerte entre las mujeres de entre 15 y 44 años en todo el mundo es la violencia de género, con cifras similares a las muertes provocadas por el cáncer, los accidentes de tráfico o las guerras. Otro dato demoledor, según Intermón Oxfam, es que siete de cada diez mujeres en el mundo sufrirá violencia física o sexual en algún momento de su vida.

La lucha contra la violencia de género no es ni más ni menos que la lucha contra el machismo, contra la discriminación que las mujeres vienen sufriendo históricamente. Los roles sociales que se han ido estableciendo a lo largo de la humanidad, han relegado siempre el papel de la mujer a un segundo plano, a una zona invisible y oscura de la sociedad, que ha sido aprovechada para presentar a éstas como seres débiles que necesitan de la protección del hombre, y por tanto, como propiedad de éste.

La violencia machista es la representación máxima de esta desigualdad de género. Y hoy en día, en pleno siglo XXI, es un problema de magnitud social, no sólo por el elevado número de víctimas, sino por las consecuencias gravísimas y daños que provoca en toda la sociedad. De hecho, hasta 1999 no se designó el 25 de noviembre como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas, continúa el manifiesto.

Desde entonces, los gobiernos han mantenido, en mayor o menor medida, líneas de trabajo para poder atajar el problema de la violencia hacia las mujeres, pero aunque los esfuerzos han sido muchos, y el desarrollo de leyes de protección también ha sido grande, las cifras siguen siendo terribles, denigrantes.

MÁS DE 48 MUJERES ASESINADAS

En este punto, se refieren no sólo a número de denuncias y casos atendidos de violencia de género, sino también a datos que reflejan el número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas, más de 48 en lo que va de año, de agresiones sexuales, de mujeres que son vendidas y traficadas, de menores que perdieron a sus madres y familias destrozadas.

Todos estos casos que día a día se conocen deben hacer reflexionar a la sociedad sobre los muchos daños que provoca el machismo, afectando a familias enteras, a círculos de amistades, a ambientes laborales. En definitiva, a toda la sociedad.

Durante su lectura, el magistrado juez del Juzgado número 1 de Violencia sobre la Mujer de Huelva, Ricardo Ruiz, ha recordado que en 2014 unos 42 menores quedaron huérfanos y huérfanas por crímenes machistas. En este año 2015, hasta el 20 de noviembre, ya son 44.