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Datos satisfactorios de la vendimia en La Palma con una producción mayor a la del año pasado y que ronda el millón de kilos

La foto muestra las últimas uvas que han llegado a la Cooperativa del Campo Nuestra Señora de Guía, las que dan por finalizada la vendimia de este año en La Palma. Zalema autóctona de las tierras del Condado de Huelva, las únicas que producen esta variedad blanca destinada a vinos jóvenes y afrutados.

Con su descarga en la torba, recién estrenada, los agricultores palmerinos pueden respirar tranquilos. Se ha puesto fin a un duro año de continuos desvelos y la cosecha está ahí, preparada para emprender su apasionante transformación en mosto.

Y pese a que la producción en el Condado ha disminuido este año en un 20 por ciento, según nos informa el presidente de la Cooperativa, Miguel Ángel Díaz Aguilar, los datos para La Palma son satisfactorios, con una producción mayor a la del pasado año que ronda el millón de kilos. La respuesta a esta aparente incongruencia se halla en los nuevos viñedos que se han plantado en nuestra localidad. Mientras el antiguo viñedo ha visto mermada su producción, las nuevas plantaciones han contrarrestado esta pérdida.

El sector se presenta optimista y esta nueva ilusión que se deposita en las cepas se debe a varias circunstancias: el campo es hoy una fuente de empleo. En La Palma se han incrementado las hectáreas plantadas en viñedos y han aparecido nuevos viticultores, nuevos socios para la Cooperativa, con lo que se espera que vaya aumentando la producción en años sucesivos. Es el retorno al campo, ante el desplome del sector de la construcción.

Otra circunstancia que ha beneficiado a la uva han sido las últimas lluvias caídas. Los agricultores palmerinos decidieron que la vendimia podría aguantar hasta después de feria (finales de septiembre) y los cuarenta litros caídos han favorecido a la calidad del racimo: ‘el agua ha hecho que la piel de la uva se estire y tome más peso’.

Todo ello, junto a la ausencia de enfermedades este año, hace que la uva esté sana y con una buena graduación, llegando a alcanzar los once grados de alcohol. En consecuencia, se producirá un buen mosto.

En cuanto al precio del litro de vino, el presidente de la Cooperativa informa de que ha caído ligeramente respecto al año pasado pero, no obstante, va a permitir al viticultor vivir de su producción, razón por la que en los últimos tiempos el agricultor abandonaba sus explotaciones, ante el agotador esfuerzo de su trabajo sin obtener recompensa.

En estos momentos, la confianza en las posibilidades del sector vitivinícola pasa también por la unidad de cooperativas y agricultores del Condado. ‘El mercado está demandando nuestros vinos -afirma Miguel Ángel Díaz- especialmente en China, Japón… y tenemos que estar preparados, con lo que la organización es fundamental’.

El vino pasa, como la sangre, por las arterias de la bodega, hasta llegar a los depósitos de acero inoxidable donde le aguarda una fermentación controlada. Un mundo de olores y sabores fluye entre las históricas paredes de la Cooperativa hasta llegar a la mesa en forma de elixir fresco y suave; es el amable saludo de la zalema, por algo el origen de la palabra es ‘assalám alík’, del árabe hispano, traducido algo así como ‘la paz sea contigo’.