El pasado viernes, en la céntrica plaza Virgen del Rocío, de Almonte, se llevó a efecto una concentración de protesta por parte de Antonia Paz y sus vecinos para intentar convencer, a quien proceda, de la necesidad de que M.J se quede en su casa.
Quizás sea de recibo refrescarles la historia. M.J es un pequeño de nueve años de edad cuya infancia está siendo dura. La pareja de su madre le maltrataba y los Servicios Sociales de Murcia se hicieron con la tutela del menor. Más tarde dieron a su abuela materna, Antonia Paz, la guarda y custodia de su nieto y desde hace dos años M.J vive en Almonte con su abuela.
Ahora, un informe negativo del colegio en el que estudia M.J y que dice que el menor va al centro con ropa sucia y rota y sin alimento, ha hecho que desde Murcia reclamen al menor. Su abuela, intenta desesperadamente evitar un hecho que parece inevitable y después de recoger más de 500 firmas que aseguran que M.J vive en condiciones salubres adecuadas, el pasado viernes se celebró una manifestación para intentar que M.J se quede en su casa.
Lo que resulta contradictorio de esta historia es que en el mismo colegio en el que M.J estudia y que ha informado de las supuestas condiciones de vida poco adecuadas a los Servicios Sociales de Murcia, hayan profesores que se han prestado a firmar atestiguando que todo eso es incierto y que M.J está adecuadamente asistido por su abuela Antonia.
Antonia pide a quien competa que investiguen su caso, que comprueben la vida que ella da a su nieto para que así puedan certificar que éste vive en las mejores condiciones. Una historia complicada que para bien o para mal se deberá resolver en los próximos días.