Ni siquiera las previsiones de agua pudieron con la devoción el pasado viernes de los pequeños palmerinos que, arropados por sus padres, sacaban sus Cruces infantiles a la calle.
Una fiesta que suma veinte años de tradición y que, en esta ocasión, ha contado con un altar de flores como novedad.
Pasos realizados por ellos mismos, otros, cortesía del Ayuntamiento, y hasta una banda infantil autodenominada “Condado de Huelva”. Una festividad hecha a medida y que, tras su visita a la patrona, a las Hermanas de la Cruz y a las dos cruces, acababa en juegos infantiles.
Una procesión en la que los pequeños son los protagonistas, pero que los mayores también viven como antesala de las fiestas posteriores. Y que, además sirven para seguir inculcando una tradición tan arraigada en el pueblo de La Palma.