El XIX Encuentro de Jóvenes Rocieros reflexiona sobre la repercusión que tuvo para la devoción a la Blanca Paloma la visita del Papa Juan Pablo II

Compartir la fe rociera y convivir con otros jóvenes que tienen las mismas inquietudes han sido los principales objetivos que perseguía el decimonoveno encuentro de Jóvenes Rocieros que se ha celebrado este fin de semana en la aldea almonteña.

Un encuentro en el que la formación también ha estado muy presente. Por ello, la Hermandad Matriz de Almonte, organizadora de esta convocatoria, ha elegido para este aspecto formativo un tema que la mayoría de los jóvenes desconoce dado que la mayoría de ellos tienen entre 14 y 17 años.

Un tema que fue abordado en una conferencia por José Manuel Barral, sacerdote y párroco de Villalba y Manzanilla. En su ponencia Barral no sólo profundizó de una manera y participativa en la repercusión de esta visita papal, sino sobre todo en el mensaje que Juan Pablo II mandó desde la marisma para la posteridad.

Durante los tres días que ha durado este encuentro los casi cien jóvenes que han participado en él han podido disfrutar de juegos en equipo, de tiempo libre, de formación y trabajos en grupo. El rezo del Ángelus el viernes, la visita a la Virgen del Sábado y la celebración de la Eucaristía el domingo, centraron por su parte los actos religiosos.

Desde la Hermandad Matriz, se sentían satisfechos del devenir del encuentro y del modo en el que han respondido estos jóvenes a las actividades programadas.

El encuentro de jóvenes rocieros supone una de las primeras tareas abordadas por la nueva Junta de Gobierno de la Hermandad Matriz que tomó posesión a finales del mes de junio.